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Reflexión

El Arzobispo Stanovnik pidió desactivar el odio con unión para auxiliar a los que les falta el pan y el trabajo

Monseñor Andrés Stanovnik presidió la misa tras la peregrinación de los trabajadores a San Cayetano.

El Arzobispo de Corrientes, Andres Stnovnik celebró ayer la misa en San Cayetano, tras la peregrinación de los Trabajadores desde la Rotonda de la Virgen, en Capital, hasta el Santuario de Riachuelo. En la oportunidad, ante miles de fieles el prelado correntino dio un fuerte mensaje en este tiempo de crisis, donde miles de familias perdieron sus fuentes laborales y "la falta de pan y de trabajo comprometen la paz en las familias y en la sociedad", señaló el prelado correntino.

En parte de su homilía Stanovnik reflexionó sobre la importancia del trabajo en la familia y la sociedad: "Como Iglesia nos sentimos cerca de los trabajadores y sus familias, especialmente cuando atraviesan situacio­nes de sufrimiento, humi­llación y angustia por no ser valorados en su dignidad de personas y de trabajadores.

Nuestro santo nos enseña a suplicar la ayuda de Dios y, al mismo tiempo, con la fuerza de él en el corazón, estar dispuesto a juntarse y arremangarse para dar una mano siempre al que lo necesita; y no perder la esperanza cuando las cosas no salen inmediatamente como uno quisiera".

En otra parte de su prédica dijo: "No nos cansemos de suplicar, confiados en la intercesión de San Cayetano, por el pan, la paz y el trabajo, suplicar esos dones tan esenciales para nuestra vida personal, familiar y social. Hoy la súplica por el pan y el trabajo se hace más intensa y dolorosa, porque son muchas las personas y familias a las que no les alcanza el salario para satisfacer las necesidades básicas de una subsistencia digna. La falta de pan y de trabajo comprometen la paz en la familia y en la sociedad. En el mundo del trabajo y de la política, solo la colaboración entre todos puede desactivar el odio y la lucha por eliminar al otro, método que jamás ha servido para dignificar la vida de nadie", manifestó el arzobispo.

"Bajo la dulce mirada de nuestra Tierna Madre de Itatí y junto con nuestro querido patrono San Caye­tano, renovemos nuestra fe y que la misma nos haga sentir hambre del Pan de la Palabra y de la Eucaristía y, al mismo tiempo, nos com­prometa a cuidarnos más unos a otros, y a ser más solidarios y fraternos con todos. Así sea", finalizó

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